jueves, 26 de diciembre de 2013
sábado, 21 de diciembre de 2013
30 años ya
Creo que es unos de mis primeros recuerdos de un partido de fútbol. Apenas dos meses después estuve por primera vez en un estadio para ver nada más y nada menos que al Real Madrid de Santillana, Juanito y Stielike ante la difunta U.D.S. Durante mucho tiempo Malta fue un símbolo de fracaso, cuando en el colegio o en la calle ganabas por muchos goles les decías a los niños del otro equipo que eran peor que los malteses. Entonces creía en los Reyes Magos y también pensé que aquella gesta fue un gran logro deportivo sin pararme a pensar si hubo tongo. Ya de más mayor el mito se iba cayendo cuando algunos amigos te decían que aquello estaba comprado y que en el descanso hubo un acuerdo en los vestuarios, no en vano se retiraron al intermedio con 3 a 1. Pero nunca se pudo demostrar nada y bien que lo intentaron algunos asquerosos que nos tienen envidia a los españoles. Durante mucho tiempo fue la mayor gesta del fútbol español, era impensable que ganásemos una Eurocopa y menos aún el mundial. Los gritos entrecortados del siempre templado José Ángel de la Casa cuando gritaba ¡gol de Señor! han sido sustituidos en el imaginario colectivo patrio por el "¡Iniesta de mi vida!" de José Antonio Camacho. Me he quedado algo estupefacto al ver a aquellos ídolos de entonces en la actualidad: Manu Sarabia, Lobo Carrasco, Poli Rincón, Rafael Gordillo, Paco Buyo o el mismo Juan Señor, calvos ya o con el pelo cubierto de canas (menos Buyo que me da que se tiñe), de vez en cuando se juntan para conmemorar aquella proeza y cada vez se les ve más viejunos. Es ley de vida.
La cabra canaria
Nunca he estado en Canarias pero los pocos oriundos de aquellas islas que he conocido me caen muy bien. A veces en pleno invierno castellano con la crudeza que lo caracteriza me dan ganas de irme para allá y disfrutar de las suaves temperaturas canarias, lo mismo se puede extrapolar al sofocante verano. Este vídeo es algo viejo pero creo que al que no lo haya visto le hará bastante gracia. Supongo que en una nueva entrevista la cabra seguirá teniendo el mismo parecer sobre la actualidad tanto de la isla de Gran Canaria como del resto de España. Este animal se hizo famoso en el mundo entero y adquirió gran relevancia internacional.
Vergüenza ajena
Lo reconozco, me traiciona el carácter mesetario. Mi sentido del pudor en ocasiones es excesivo y el problema no es que me cueste coger confianza para desinhibirme sino que además lo paso fatal cuando la gente hace el ridículo, lejos de reirme me suele invadir un profundo sentimiento de vergüenza ajena. Quizás el mundo está mal repartido, al igual que la riqueza o la inteligencia están en manos de unos pocos, la seriedad y el saber estar son valores casi en desuso. Supongo que en Andalucía lo pasaría peor, aunque la gente del sur al menos tiene gracia, el problema radica cuando alguien se cree que divierte, que canta bien o que es ingenioso pero francamente su distorsión de la realidad es el germen de comportamientos poco menos que patéticos.
Luego está el que se engaña a sí mismo y tras vivir en una represión malsana considera como alternativos comportamientos más bien ridículos.
Aquí os dejo un vídeo que me impactó, no entro a valorar lo subyacente ni pretende ser una crítica hacia ningún tipo de creencia, simplemente me parece para flipar.
viernes, 20 de diciembre de 2013
Que tiene dos hijas subnormales
Circula por la red desde hace tiempo el extracto de un programa de televisión en el que una gitana se lamenta de que les han derribado sus viviendas y para más inri había un vecino que tenía dos hijas subnormales. El hecho de que este vídeo sea tan visitado no es en solidaridad con estos gitanos sino más bien por la risa que produce que hablen con tanta crudeza o mejor dicho, sin la armoniosidad que dicta la correción política vigente. La palabra subnormal era muy empleada en los años 80 y se usaba sin intenciones peyorativas, la dictadura de lo correcto la ha postergado a un ostracismo quizás exagerado, como todo lo que generan las encorsetadas convenciones actuales.
Pero ser tan correcto no presupone el máximo de los respetos, recuerdo una anécdota que nos contó el profesor de historia del instituto referida a lo que le pasó a un amigo suyo que era negro. Al negro no le querían dejar pasar a una piscina pública "porque no podían entrar personas de color al recinto", el negro al final pasó porque no era de color sino negro y eso argumentó a su interlocutor, tan correcto como racista, tan cuidadoso en las formas como cínico en el fondo.
Volviendo al vídeo es increible que unas imágenes que muestran miseria y desgracia causen tanta risa en mucha gente. El respeto no se gana amedrentando las conciencias ajenas con tabúes lingüísticos, es más este ejercicio de cinismo colectivo no promueve la forja de valores en una sociedad sedienta de los mismos, solamente actúa como una capa de barniz del malo, del que se compra en los chinos (¿o hay que decir Bazar Asiático?)
Suscribirse a:
Entradas (Atom)