Creo que es unos de mis primeros recuerdos de un partido de fútbol. Apenas dos meses después estuve por primera vez en un estadio para ver nada más y nada menos que al Real Madrid de Santillana, Juanito y Stielike ante la difunta U.D.S. Durante mucho tiempo Malta fue un símbolo de fracaso, cuando en el colegio o en la calle ganabas por muchos goles les decías a los niños del otro equipo que eran peor que los malteses. Entonces creía en los Reyes Magos y también pensé que aquella gesta fue un gran logro deportivo sin pararme a pensar si hubo tongo. Ya de más mayor el mito se iba cayendo cuando algunos amigos te decían que aquello estaba comprado y que en el descanso hubo un acuerdo en los vestuarios, no en vano se retiraron al intermedio con 3 a 1. Pero nunca se pudo demostrar nada y bien que lo intentaron algunos asquerosos que nos tienen envidia a los españoles. Durante mucho tiempo fue la mayor gesta del fútbol español, era impensable que ganásemos una Eurocopa y menos aún el mundial. Los gritos entrecortados del siempre templado José Ángel de la Casa cuando gritaba ¡gol de Señor! han sido sustituidos en el imaginario colectivo patrio por el "¡Iniesta de mi vida!" de José Antonio Camacho. Me he quedado algo estupefacto al ver a aquellos ídolos de entonces en la actualidad: Manu Sarabia, Lobo Carrasco, Poli Rincón, Rafael Gordillo, Paco Buyo o el mismo Juan Señor, calvos ya o con el pelo cubierto de canas (menos Buyo que me da que se tiñe), de vez en cuando se juntan para conmemorar aquella proeza y cada vez se les ve más viejunos. Es ley de vida.
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