Lo reconozco, me traiciona el carácter mesetario. Mi sentido del pudor en ocasiones es excesivo y el problema no es que me cueste coger confianza para desinhibirme sino que además lo paso fatal cuando la gente hace el ridículo, lejos de reirme me suele invadir un profundo sentimiento de vergüenza ajena. Quizás el mundo está mal repartido, al igual que la riqueza o la inteligencia están en manos de unos pocos, la seriedad y el saber estar son valores casi en desuso. Supongo que en Andalucía lo pasaría peor, aunque la gente del sur al menos tiene gracia, el problema radica cuando alguien se cree que divierte, que canta bien o que es ingenioso pero francamente su distorsión de la realidad es el germen de comportamientos poco menos que patéticos.
Luego está el que se engaña a sí mismo y tras vivir en una represión malsana considera como alternativos comportamientos más bien ridículos.
Aquí os dejo un vídeo que me impactó, no entro a valorar lo subyacente ni pretende ser una crítica hacia ningún tipo de creencia, simplemente me parece para flipar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario